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La poesía confesional te ayuda a afrontar los bloqueos emocionales

Orígenes y finalidad de la poesía confesional

La poesía confesional fue una corriente poética que surgió en Estados Unidos y que se extendió desde finales de 1950 hasta principios de 1960.

El término “confesión”,—aplicado a este movimiento literario— apareció en el ensayo Poesía como confesión, del estadounidense Macha Louis Rosenthal, en 1959.

Este movimiento retrataba lo personal, primaba reflejar la experiencia individual, los traumas, algunos temas tabú (como enfermedades mentales, la sexualidad, el suicidio) o aspectos de la sociedad que ayudaran a distanciarse de las atroces realidades sociales del siglo XX.

¿Qué tiene que ver la poesía confesional con los bloqueos emocionales?

Bueno, visto a bote pronto no parece guardar mucha conexión la poesía confesional con los bloqueos emocionales. Por un lado hablamos de literatura y, por el otro, de psicología.

El tema es que, precisamente, este “confesionalismo” se basaba en sacar a la luz problemas de salud mental, como referíamos antes.

En momentos muy concretos, los humanos caemos en el abismo del bloqueo emocional (o, como suelo denominarlo yo, en las <<úlceras sentimentales>>). Esto ocurre cuando existe una interrupción en un proceso cerebral y la misma nos impide iniciar o terminar alguna actividad o situación.

Esos bloqueos, por lo general, están causados por experiencias traumáticas, falta de autoestima, ansiedad o cuadros depresivos.

Uno de los bloqueos más relevantes es el afectivo, donde surge una incapacidad para expresar emociones o sentirlas, derivada de conflictos familiares, sociales, incluso por rasgos de timidez, inhibición o estrés postraumático.

En los bloqueos afectivos o emocionales, básicamente, podemos llegar a sentir culpa, miedo y estrés, lo cual azotará intensamente nuestra autoestima.

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La poesía confesional te ayuda a afrontar los bloqueos emocionales

Precisamente, entre las recomendaciones para superar un bloqueo de este tipo se encuentran tanto la lectura como la estimulación de la creatividad y la imaginación. Y aquí es donde vengo a hilvanar estos problemas psicológicos con la poesía, en general, y la confesional, en particular.

Si hablamos en términos generales, la literatura —sobre todo la narrativa— es la más aconsejada para distraer nuestra mente de problemas de rumiación, por ejemplo.

Sin embargo, lo más acertado para dar sentido a estos pensamientos en bucle o para dejar salir lo que nos bloquea es la lectura (y también la escritura) de la poesía, especialmente la confesional, dada su temática.

¿Por dónde empezar a conectar con nuestro yo?

La poesía está infravalorada y pocas personas aprecian la ayuda que nos brinda (incluso en más sentidos de lo que suelen hacer las novelas). La gente sigue dándole mucho la espalda por puro desconocimiento y prejuicios.

En un mundo donde predomina ser fuerte emocionalmente se suele atribuir a la poesía la etiqueta de «sensiblera», «débil» o “cursi”.

Sin embargo, una de las razones por la que la lírica te ayudará a conectar con tu yo es, justamente, que gracias a ella expresamos todas las emociones que invisibilizamos.

Leyendo poesía confesional no hay temor a ser juzgadas, ya que esta utiliza el lenguaje de una forma libre, pudiendo asignar el significado que nosotras queramos darle.

¡A la mierda las etiquetas! No eres más cursi o más débil por leer este género. Al contrario: te hará más humana.

Asimismo, la poesía —de forma general— nos ayuda a reconocer sentimientos y emociones que están enterrados.

Dado que el confesionalismo se centró en visibilizar los problemas basados en salud mental (depresión, suicidio) es bastante útil recurrir a esos escritos para conectar con las emociones que nos bloquean.

Solemos pensar que algo malo hay en nostras y no sabemos cómo resolverlo; asimismo, se hace difícil contárselo a cualquiera. Digamos que, de este modo, encontramos a la amiga perfecta en escritoras de este movimiento literario, pues hablan de temas que nos tocan de lleno.

Por otra parte, cabe destacar que ya en 2017 algunas áreas de salud mental de hospitales sevillanos establecieron talleres de poesía como herramienta terapéutica, por lo que también escribir poesía agarrándote a esta corriente te aportará mucha claridad interior.

La poesía nos aporta acompañamiento, diversión, valores, los cuales favorecen el entendimiento del mundo que habitamos, así como la posibilidad de expresar los sentimientos y emociones mencionados antes.

Mi consejo es que comiences leyendo algunas obras básicas del confesionalismo, como Poemas de amor, de Anne Sexton o Ariel, de Sylvia Plath.

Otras autoras que podemos englobar en este confesionalismo — y que recomiendo encarecidamente— serían Elizabeth Bishop, Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño (Generación del 45) o Robert Lowell.

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